Cuando los metros escasean en casa y no disponemos de ese vestidor de ensueño, es inevitable que nos encontremos ante el conocido momento que tiene lugar dos veces al año: ¡el temido cambio de armario!

Cierto es que para muchos a los que el orden y la idea de tener que reubicar toda la ropa del armario les gusta, e incluso puede resultarle apetecible, para otros no deja de ser un verdadero calvario, y da mucha pereza.

Pero pongámosle actitud, porque se trata esta vez de sacar la ropa de verano; los bañadores, sandalias, chanclas, toallas de playa, bermudas, polos, etc. ¡Y esto al menos nos da buen rollo!

El cambio de armario tiene un lado positivo que nos pasa desapercibido, o así lo defiende la conocidísima gurú del orden japonesa, Marie Kondo, ordenar es una forma de poner en orden también nuestra mente.

Venga pues vamos a ello ¡Cambiemos el armario!

El primer paso es aprovisionarnos de una colección de fundas para la ropa, cajas u otras sistemas de almacenajes que vayamos a necesitar.
Deshazte de las prendas que ya no te sirvan: ha llegado el momento de sacarlas, probártelas en una última ocasión, y decidir de una vez por todas si te las vas a volver a poner. De no ser así, dónalas o revéndelas en alguna plataforma de segunda mano como Vinted o Wallapop.

¿Conoces el truco de la percha?

Al principio de la temporada pon todas las perchas al revés y, cuando uses esa prenda, dale la vuelta al enganche. Así, cuando hagas el cambio de armario, sabrás qué es lo que no has usado en toda la temporada y te ayudará a decidir.

Una vez te hayas hecho con aquello que consideres necesario, te recomendamos que reserves un día para hacer el cambio de armario y que lo hagas a primera hora de la mañana, ya que ese es el momento en el que nuestra mente aún está fresca y tenemos más energía para ello.

Cualquiera de nuestros trasteros urbanos, son perfectos para almacenar con orden las cajas de ropa de otras temporadas. Insistimos “con orden” porque serán accesibles por si en algún momento necesitas rescatar un chaleco o chaqueta de manga larga.

Intenta que toda tu ropa esté limpia, huela bien y que esté bien doblada antes de almacenarla.

Prioriza las cajas a las bolsas, en especial aquellas que son fácilmente apilables y que se puedan etiquetar. De esta forma, tu ropa no se arrugará y ahorrarás espacio.

¿Y los zapatos? Lo ideal es guardarlos en cajas iguales. Si las cajas no te caben puedes usar una funda de plástico. Es plegable, cabe en cualquier recoveco y tiene espacio para 12 pares de zapatos. La encuentras en El Corte Inglés.

Truco del almendruco para la prendas voluminosas

Como las toallas de la playa cuando termina el verano o los edredones que quitas cuando termina el inviernos. Envásalas al vacío para que ocupen 1/3 de su volumen. Necesitas bolsas especiales para guardar al vacío (esta es de Rayen, en El Corte Inglés). Tienen un orificio donde se encaja el tubo del aspirador que se encarga de aspirar el aire para reducir su tamaño. Luego, colócalas en las baldas de la estantería del trastero, más altas.

Protege tu ropa de polillas e insectos
Asegúrate de distribuir bolsitas con naftalina u otros productos antipolillas en todos los compartimentos que vayas a organizar: cajas, fundas de ropa, bolsas, etc.

Si quieres guardar tu ropa de otras temporadas a mano, alquila uno de nuestros trasteros urbanos, así tendrás en tu armario solo la ropa que te vayas a poner.
¡En tu casa, solo lo importante!

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